Ser afortunada en la vida y en el amor no me parece algo complicado, siempre y cuando elijas bien y te llegue el momento y lo sepas distinguir, lo cual, sí es difícil, más no imposible.
Pues bien, creo que yo en un punto me perdí, no perdí el fin (o tal vez un poco), más bien me salí de lo planeado, si es que algún día lo tuve.
Pero entonces, se me abrió un panorama que no había pensado, no sopesado.
En ése momento me volví afortunada y al mismo tiempo, aunque resulte difícil vino mi mal.
Tuve la oportunidad de amar y de ser amada, tuve una ilusión y también desilusión. Entregué mi lealtad y también mis mentiras. Me dí en todas mis facetas y me cerré para que nadie me viera. Fui buena y mala, busqué ser inquebrantable y me rompí. Alcancé a yogar con amor y sin amor, y en definitiva elijo el amor.
Afortunadamente he vivido, y con el pesar de lo que pudo haber sido; existo, coexisto y sobrevivo, porque tarde o temprano, mas tarde que temprano, pero al fin en algún momento, llegaré a la meta, no sé cómo, no sé cuándo, pero lo voy a lograr...y tal vez al fin entienda lo que hice mal, lo que hice bien. Y que la felicidad no es la meta, sólo el camino...espero entenderlo algún día entenderlo.
Mientras...sé que prefiero el amor, al desamor, al coraje, a la envida, a la venganza, el despojo, al ánimo de ser quien no eres.
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